Los mitos y realidades sobre el consumo de dulces

Acaba de pasar Halloween y probablemente el nochero de tu hijo está lleno de dulces, confites y chocolates. Es inevitable que estas golosinas terminen en sus estómagos, y si se comen un par cada día, tal vez no haya ningún problema. Pero comer dulces en exceso es peligroso, y su alto contenido de azúcar puede traer consecuencias nefastas.

Lo primero es entender por qué los dulces hacen daño. ¿Cómo es que algo tan pequeño, como un confite, puede engordarnos o dañarnos los dientes?

Los dulces hacen parte del grupo de los carbohidratos, que son la fuente de energía más importante del cuerpo humano y necesarios en una dieta sana para niños y adultos. Sin embargo, existen dos tipos de carbohidratos:

Los azúcares o carbohidratos simples: son los responsables del sabor dulce de los alimentos y están en las frutas, en la caña de azúcar e incluso en la leche. La industria de los alimentos utiliza este tipo de carbohidratos para mejorar el sabor y la textura de los productos, y para conservarlos. La sacarosa, que está en la caña, la remolacha o el jarabe de maple, se usa para refinar azúcar y endulzar nuestras comidas.

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Los otros son los polisacáridos o carbohidratos complejos, que están en los almidones y en la fibra dietética. Ahí se incluyen desde las verduras y el arroz hasta las nueces y las leguminosas.

El caso es que los confites están compuestos por azúcares o carbohidratos simples, que son un grupo de alimentos deficientes en nutrientes y altos en calorías. Así están hechos de miel de abeja, azúcar morena o panela, los dulces no son buenos para la salud. Ninguna forma de azúcar es más saludable que la otra.

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Pero, ¿qué tan ciertos son los problemas que asociamos con el consumo excesivo de dulce? Aquí te lo explicamos:

Dientes y caries: El azúcar provoca caries en los dientes si se come de manera frecuente, pero eso depende del tiempo que el dulce permanezca en la boca. Por ejemplo, el azúcar presente en las bebidas azucaradas, los confites y los bombones se adhiere a los dientes y no se disuelve. Si no hay una higiene dental adecuada, las consecuencias pueden ser nefastas.

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Dolor de estómago: Según el hospital Nationwide Children, el dolor de estómago puede aparecer cuando los azúcares no se digieren por completo en el intestino superior. Los desechos avanzan por el intestino grueso, donde el azúcar que no se digirió se empieza a fermentar. Eso puede provocar gases y sensación de hinchazón dolorosa, además de calambres que aparecen un par de horas después de consumir azúcar en exceso.

Hiperactividad: No se ha demostrado científicamente que el consumo de azúcar afecte el comportamiento de las personas, en especial de los niños. Tampoco tiene incidencia en el desarrollo cognitivo de los pequeños.

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Obesidad: Los dulces tienen muchas calorías y pocos nutrientes. Por eso, su ingesta excesiva puede conducir al aumento de peso y del riesgo de obesidad.

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